La repercusión más inmediata para el sector productor es que todas las operaciones comerciales que se realicen en España de leche cruda (vaca, oveja y cabra) tendrán que realizarse bajo un contrato entre las partes, es decir, entre los ganaderos y las industrias.
Esta decisión va a suponer una revolución en el sector ganadero. La práctica de los contratos sigue siendo minoritaria. Según los datos oficiales del Sistema Nacional de Gestión del Contrato Homologado, dependiente del Ministerio de Agricultura, aproximadamente el 45% de la leche de vaca que se vende en España se hace bajo contrato. En el caso de la leche de oveja, la utilización de los contratos no llega hasta el 20%, mientras que en cabra apenas llega al 2%. Debido a ese escaso porcentaje de utilización, es previsible que el Ministerio no quiera aplicar esa obligatoriedad de forma tajante, al menos en los primeros meses de vigencia de la normativa.
La existencia del contrato es una demanda tradicional de los representantes del sector ganadero, mientras que para las industrias supondría una mayor ordenación de la producción.
Además de la obligatoriedad de los contratos, la nueva normativa que será publicada en breve supone el pistoletazo de salida a las 'organizaciones de productores'. Esta nueva figura jurídica podrá realizar la negociación colectiva del precio de venta de la leche, lo que supone un nuevo marco para las relaciones comerciales en el sector lácteo. El requisito mínimo es de 200.000 toneladas en el caso de la leche de vaca y 30.000 toneladas en oveja y cabra.
Por último, también reconocerá la organización y las funciones de las organizaciones interprofesionales, además de regular la oferta de los quesos amparados bajo una figura de calidad como la Denominación de Origen o la Indicación Geográfica Protegida.
